A quién no le ha pasado alguna vez.
Yo tengo una experiencia demasiado reciente y es por ello
que la traigo a colación.
Alguien que sin venir a cuento, sin tener idea, con demasiada
mala idea mejor dicho, se mete en una historia y la destroza. Aquella persona
cuyo único beneficio es el de sembrar la maldad, la desconfianza y destruir. Crear
discordia en definitiva, tan solo por su incapacidad de asumir que es ella
misma la que tiene un problema. La discordia nos persigue desde la infancia. Quien
no ha visto el típico pequeño hijo de puta que se distrae haciendo pelear a los
amiguitos, o desbaratando los juegos de los demás. Son, “La manzana de la
Discordia”.
Eris y las bodas
de Peleo.
El héroe Peleo se enamoró de la nereida Tetis. Como las
nereidas, diosas del mar, eran muy volubles y esquivas, Peleo acudió al sabio
centauro Quirón. Este le dijo que para poder conseguir a Tetis solo tenía que
hacer una cosa muy sencilla, trincarla y no soltarla jamás, se convirtiera en
lo que se convirtiera. Así, Tetis se metamorfoseó en muchas cosas, desde un ave
hasta en vino, y cuando se transformó en calamar y se metió en una cueva, Peleo
la agarró por uno de los brazos y la encadenó en la cueva hasta que ella se
volvió a transformar en nereida y no tuvo más remedio que unirse a él,
engendrando a Aquiles.
Pero claro, para que el niño no fuese un bastardo, Peleo quiso
casarse y lo hizo en los dominios de su gran amigo Quirón. Invitó a muchos
reyes y héroes y también quiso invitar a los dioses del Olimpo.
Pero he aquí que o se le olvidó o no quiso invitar a Eris. Esta
era hija de la Noche y de Titán, hijo de Cronos, enemigos de los Olímpicos por
cierto. Discordia, o Eris, era la diosa de la guerra y la venganza. Era madre
de la Pena, el Hambre y el Olvido, de Dolor y las Disputas, de las Batallas,
las Masacres y la Matanza, del Odio y las Ambigüedades, de la Mentira y el
Desorden, la Ruina y la Insensatez. Con esos críos cualquiera la invitaba a una
boda.
Pero que no fuera invitada no quiere decir que no se
enterara de que había una boda. Alguien seguro que se lo dejó caer o quizás se
enterase de refilón, lo cierto es que fue. Pero no iba a ir de vacío y buscó un
regalo que la permitiera vengarse, pues eso era lo que mejor sabía hacer. Fue al
Jardín de la Hespérides y tomó una de las manzanas de oro del árbol sagrado. Con
una uña grabó en ella la palabra “kallisti”,
o lo que es lo mismo: “Para la más hermosa”.
De pronto en mitad de la boda todo se oscureció y apareció
Eris con sus hijos, dando por saco como cabía esperar. Imagino que todos se
quedaron a cuadritos. Pero con toda la maldad de la que era capaz dijo que no
pasaba nada y que pasaría por alto aquel olvido. No en vano era uno de sus
hijos. Antes de marcharse dejó sobre la mesa la manzana y dijo: La dueña sabe
que es suya.
Está claro, inmediatamente las tres que se consideraban las
más bellas se tiraron como urracas a por la manzana. Las tres no eran sino
Hera, Afrodita y Atenea. Que una era la Reina de los dioses y mujer (oficial)
de Zeus, otra era diosa del amor y el sexo, y la otra la virginal diosa de la
sabiduría, pero una manzana de oro le gusta a cualquier mujer.
El caso es que andaban ya las tres desentendidas de bodorrio
y de la orquesta que tocaba ya “Paquito el chocolatero” y se sacaban los ojos
por la dichosa manzana.
Zeus, todo digno y ecuánime, decidió intervenir para que
dejaran de pelearse. Pero como suele ocurrir, se metió en un charco de
consecuencias imprevisibles.
“Dinos entonces a quién de nosotras tres pertenece la
manzana”. Zeus era dios pero no quería enfrentarse a tres de las peores y más pendencieras
diosas del olimpo y queriendo escurrir el bulto y de paso evitarse una bronca,
dijo que tenía al juez indicado. Fue al bosque donde el joven y hermoso Paris
cuidaba su rebaño.
Paris era el hijo de Príamo de Troya y Hécuba. Príamo recibió
el oráculo de que su hijo segundo causaría la destrucción de Troya y ordenó
asesinarlo. Paris fue llevado por un soldado al bosque y en lugar de matarlo le
abandonó y llevó a su padre un corazón de jabalí recién cazado. El niño fue
rescatado por un pastor que le adoptó como hijo y por eso estaba donde estaba.
Paris, aparte de tener ya echado el gafe de ser el futuro
destructor de su pueblo, no era muy espabilado. Cuando fue llevado a arbitrar
en la disputa, las tres diosas le hablaron aparte sobre lo que le ofrecerían si la elegía a ella. Hera le
ofreció ser un gran soberano que reinaría el mundo, Atenea le ofreció ser un
hombre sabio y Afrodita a la mujer más bella del mundo. Se ve que Paris estaba
harto de acariciar ovejitas porque escogió a Afrodita, la cual le ofreció a
Helena (y desencadenó la guerra de Troya, confirmando el oráculo y que Paris
era tonto y cobarde pero tenía la novia más sexy y rubia del mundo).
Hera y Atenea no se quedaron de brazos cruzados y remataron
su venganza entregando Troya a los aqueos.
Podemos ver una semejanza de este mito con los populares
cuentos de Blancanieves y la Bella durmiente. La manzana además simboliza la
sexualidad femenina por su parecido cuando se corta por la mitad, con el órgano
reproductor femenino, (si no sabéis lo que digo echad un vistazo a las dos
cosas y decidme que no).
Pero lo que me lleva a recordar el mito es como una persona
puede, por simple diversión, romper una amistad, una relación o un entendimiento
entre dos personas, sea por envidia, interés o simplemente por que: el que nace
cabra acaba saltando en el monte.
1 comentario:
¡Hola! soy nuevo por aquí.
La manzana de la Discordia fue de las primeras leyendas que aprendí siendo un crio de unos once años.
Unos de los primeros concursos de belleza del que se tienen registros
es este Juicio de Paris, que a su vez es una metáfora:
¿qué es lo más hermoso que existe? la Inteligencia, la Fidelidad o el Amor?
Si yo hubiese visto o simplemente alucinado contemplar una Afrodita encuerada que según nos narra la leyenda era la apoteosis de la hembra perfecta, no hubiese ni mirado hacia las otras dos finalistas. Afrodita Venus continúa siendo la Miss Universo ¡de todos los tiempos!
Buenas noches
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