Pirro
de Epiro vivió a caballo entre el tercer y cuarto siglo antes de Cristo. En el
año 280 a. C. se enfrentó a la República romana que empezaba a expandirse por
la península itálica. Venció a Roma pero a un coste de hombres tal que no pudo
volver a enfrentarse a ella en condiciones. Desde entonces, una victoria que
cuesta más al vencedor que al vencido se denomina “victoria pírrica”.
Precisamente
de Pirro se debe estar acordando Javier Arenas y su gabinete en estos días. Es
lo que suele pasar cuando vendes la piel del oso antes de cazarlo. Nunca,
jamás, habrá tenido el PP de Andalucía tan cercana la victoria absoluta en esta
comunidad autónoma y nunca jamás la habrá desperdiciado como esta vez. Han
perdido la oportunidad de oro que les brindó el descalabro electoral de su
principal contendiente en Noviembre del año pasado.
Ha
sido, como suele ocurrir, un cúmulo de circunstancias o mejor dicho de acciones
que han hecho marchitarse las flores de esta primavera de Andalucía que se
auguraba el Partido Popular, antes de florecer.
Todo
comenzó un poco antes de iniciarse la campaña electoral. El 11 de Febrero se
publica en el B.O.E. la Reforma Laboral que Rajoy se guardaba en la manga
durante su campaña de Noviembre. La bomba estalló a un mes del inicio de
campaña en la Comunidad Andaluza. O no habían calibrado bien el calendario de
absurdos, disparates y desatinos, que debieron ir soltando poco a poco durante
estos cuatro años que nos quedan por sufrirles o bien, se crecieron tanto y
creyeron tanto en su propio triunfo que pensaron que los españoles les habían
dado patente de corso para “facer y desfacer” a su antojo (Y digo españoles
porque para ellos, los españoles son los que les votan, el resto somos los
otros. Tan solo hay que oír hablar a Rajoy que parece ser el portavoz de las
ideas y deseos de todos los españoles).
Pero
resultó que no a todos los españoles les gustó la idea. Resulta que, a pesar de
lo que crea Don Mariano, en España también tienen voz los otros, los que no les
han votado a ellos y que por cierto y aunque no lo parezca, somos más. Resulta
que, aunque él mismo ya lo anunció en Bruselas donde se paseaba entre
“euroministros y comisariados”, sonriendo a Merkel y Sarkozy, los otros
españoles les empiezan a montar una Huelga General. Y resulta que a pesar de la
campaña mediática en contra de los sindicatos mayoritarios y en especial contra
sus dos líderes, hay una multitud de españoles (bueno, españoles porque lo dice
el DNI, porque un español que no les haya votado es incomprensible o menor de
edad), una multitud que parece que les va a montar un pollo bueno el día 29 de
marzo.
El
ambiente se caldea y Bruselas pide urgentemente que España aclare cuales van a
ser los Presupuestos Generales del Estado, pero ya. Javier Arenas, que debe
saber el tamaño de la tijera que Rajoy ha mandado a afilar, entra en pánico y
pide al Ejecutivo que ni lo miente.
Y
enfrentado a Bruselas y la UE, el PP da el pistoletazo de salida a la campaña
electoral andaluza creyendo que los resultados en la comunidad el 20N, bastante
más altos que acostumbraban, les darán la mayoría absoluta por primera vez en
la Historia.
Pero,
¿por qué no se preguntaron a qué venia el que los socialistas andaluces no
hicieran coincidir ambas elecciones como siempre? Pues sencillo. La derecha
piensa que la izquierda es tonta. Claro, la izquierda se ha metido de todo y es
tonta. Como el Luisma. Demasiada maria en los años 70, y es tonta.
Pero
la izquierda no es tonta, no. Conocía perfectamente al rival y sabía que no iba
a poder aguantarse un solo día en empezar a sacar toda la artillería que ha
estado amontonando durante estos 8 años en la oposición. Era demasiado tiempo
soportando este libertinaje y había que empezar a cortar de inmediato. Que
luego 4 años pasan enseguida y no da tiempo a nada. Y ni un mes oye. Que se
quitaron la piel de cordero en cuanto entraron en el corral.
Y
claro, la estrategia empezó a funcionar. Se necesitaba algo para contrarrestar
la bomba de la Reforma Laboral. Y Arenas encontró el escándalo de los ERE’s
falsos. Un fraude generado por el Director General de Empleo de la Junta de Andalucía
que habría otorgado un total de 183 prejubilaciones falsas (111 como que cobrarían
una prejubilación mayor que la que les correspondería y 72 prejubilados que
nunca trabajaron en esas empresas). De los casi 648 millones de euros
destinados a este fin, solo 9 millones, un 1,12%, fue a parar a estos falsos
prejubilados. El Director y su chofer, principal informador e imputado, también
se embolsaron la cantidad de 1’5 millones de euros para supuestamente financiar
dos granjas de aves y que acabaron en orgías de cocaína y alcohol
supuestamente. También se destinaron 85 millones a financiar la creación de
empresas de amigos y familiares de amigos de Francisco J. Guerrero Benítez, el
chorizo de la Junta.
La
propia Junta, la Consejería de Empleo, denunció estas irregularidades el 11 de
Marzo de 2011 en el Parlamento andaluz y el 16 la jueza Alaya admitió a trámite
la denuncia.
Javier
Arenas ha dedicado su campaña, “ERE que ERE”, a tratar de desprestigiar al PSOE
con la trama de los ERE’s falsos. Solo a esto. En cambio los otros partidos se
han dedicado a preguntar cuales serán las premisas que desde Madrid les han
ordenado ejecutar una vez tomado el poder. Arenas ha esquivado cada pregunta
con alusiones a los ERE’s. Se negó a ir aun debate a tres bandas entre PP, PSOE
e IU en la televisión pública autonómica aludiendo la parcialidad del medio,
cuando lo que temía eran las insidiosas preguntas sobre su proyecto electoral,
no queriendo caer en el error de su homólogo a nivel nacional ante Rubalcaba,
que escondió sus proyectos de gobierno hasta que no fuese elegido. Sabía que le
seria imposible mantener unas cuatro horas de debate con solo el discurso de
“dónde está el dinero de los ERE’s”. Ese sistema le fue de perlas a Aznar con
su “márchese” a Felipe González, pero éste tenía a su favor el que nadie sabía
aun que iba a hacer él. Todo era mejorable.
Arenas
en cambio tenia en su contra las políticas de recorte (¡qué coño recorte, poda
salvaje!) de otras comunidades autónomas donde ya gobernaba el PP (Galicia
retiró el carnet de la Seguridad Social los desempleados de más de un año, en
Valencia los estudiantes de Secundaria se manifiestan por los recortes en
Educación y son apaleados por la policía enviada por la Delegada de Gobierno) y
el propio Ejecutivo nacional comienza a dar la cara de su futuro gobierno.
Aun
así, el PP se las prometía felices y hablaba de barrido electoral a horas del
fin de la campaña. La prensa de corte derechista sacó durante toda la campaña
todo el armamento del que disponía y era capaz de editar. Lanzó arengas y
peticiones al futuro Presidente de la Junta en contra de la izquierda antipatriótica
y degenerada. Y Arenas, en lugar de desligarse de aquella imagen extremista de
estas publicaciones casi sanguinarias algunas, se dejó mecer como un Nazareno
al que le cantan saetas en cada esquina, ufano y convencido de su victoria.
Pero
llegó el día 25 y Andalucía, bueno el 61’94% de los que deberían haber ido a
votar, se presentó a las urnas en un día con cambio de hora incluido. Y como
esperaba Arenas, el PSOE se llevó un varapalo perdiendo 7 escaños en el
Parlamento y perdiendo a su vez la mayoría absoluta que venia ostentando desde
demasiado tiempo. Y el PP, Javier Arenas y su gente, ganó las Elecciones. Pero
que es esto, resulta que quien no vota al PSOE no tiene porque caer en brazos
del contrario. IU estaba ahí para recoger a los desencantados de la izquierda.
Los que también querían un cambio pero no a costa de entregar Andalucía a
aquellos que antaño paseaban a caballo por las plazas de los pueblos dejando
caer limosnas en los adoquines. Y sí, pero no. El señor Arenas salió al balcón
ganador pero no victorioso, enriquecido pero no triunfador, contento pero no
eufórico, porque tonto no es.
Había
ganado las elecciones, sí. Pero no seria presidente, no. Sí, pero no. La
izquierda le había comido el terreno... otra vez. Se le había visto el plumero
demasiado y lo pagó.
Ahora, la misma prensa que lo encumbró como la esperanza blanca del sur, lo tira por los suelos con la amargura del fracasado. Los mismos “calienta fogones” que le sacaban como azote de “progres” corruptos, ahora lo arrastran por las calles de la Andalucía que detestan y desprecian.
En su casa, en la calle Génova, a pesar de que aquí en Córdoba sus ad lateres le palmean la espalda con el consabido “Javier, en el fondo eres el vencedor moral, te apoyamos”, le esperan cariacontecidos. Cospedal va a pedir el sacrificio de Arenas en el PP, a pesar de que de cara al público le aplaude como al César victorioso, a fin de que, ya que seria la monda el volverlo a presentar a las próximas elecciones, no se quiera venir a Madrid a exigir a Rajoy un alto cargo por apoyarlo, en contra de Esperanza Aguirre, cuando todos lo tenían por un cadáver político. Pero Cospedal también lo apoyó y bien que se lo recalcó en el Congreso General del Partido celebrado en Sevilla en febrero pasado.
“No va a venir ahora este, después de tirar la toalla en Andalucía sin siquiera ver si una posible desavenencia IU/PSOE (como pasó en Extremadura) le daba la llave de San Telmo, a quitarme a mí el número dos del PP, encima de que yo he barrido en Castilla-La Mancha. Y menos ahora que Camps ha ardido como un ninot con trajes y todo” ha debido pensar.
Y mientras, la prensa extremista de la derecha sigue en sus trece. Los andaluces somos unos panzones, que quieren vivir de subsidios y PER’s, corruptos y catetos. Sí, eso han dicho de nosotros, porque no hemos querido seguir las directrices que daban en sus encuestas. Vaya hombre, resulta que al final no somos los borriquitos sumisos y obedientes y también damos coces. Y es que amigos míos, han sido muchos años de caciquismo en esta tierra y olemos un señorito aunque se ponga chaqueta de pana. Y cuando nos dicen “te voy a quitar esto, y esto, y esto”, nos viene el recuerdo de cuando teníamos que ir a pedir con la boina en la mano a señoritos cortijeros o a un patrón en una fábrica del norte. Y se nos pone el hocico mohíno y vamos y le damos la vuelta a las encuestas.
Que sí señores de Libertad Digital, El Mundo, La Razón y La Gazeta, que hasta incluso puede que aquí seamos también los “otros” andaluces al igual que existen los “otros” españoles. Que no queremos pagar los desmanes de la Banca de nuestros bolsillos. Que no queremos que el paro y la crisis se carguen nuestros derechos laborales. Que seremos pobres pero dignos. Y libres para poder votar a quien nos plazca sin que un tipejo desde otra tierra nos indique el camino a seguir.
Porque a lo mejor, en Andalucía, sabemos distinguir lobos de corderos.