martes, 22 de octubre de 2013

La Furia y la Tristeza



Al hilo de la anterior entrada, mi amiga Eva María Romero Tonda me pasa este cuento precioso. Y con su permiso concedido, aquí lo muestro.



"En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...

Había una vez...
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza".

Del libro Cuentos para pensar de Jorge Bucay


lunes, 21 de octubre de 2013

Porqué el amor es ciego y la locura lo acompaña siempre



No es mio, ojalá lo fuera, e ignoro su autoría.


Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los
sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había
bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: 

- ¿Jugamos al escondite? 

La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó:

- ¿El escondite? y ?como es eso?

- Es un juego -explico la LOCURA- en que yo me tapo la cara y comienzo a
contar desde uno hasta un millón mientras los demás se esconden y cuando yo
haya terminado de contar, debo ir encontrándolos a todos.

El ENTUSIASMO bailaba secundado por la EUFORIA. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que la
diversión nunca interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban,
y la SOBERBIA opino que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le
molestaba era que la idea no hubiese sido suya), y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse...

- Uno, dos, tres...-comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras
la primera piedra del camino. La FE subió al cielo, y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol mas alto.
La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: un lago cristalino, ideal para la BELLEZA; el bajo de un árbol, perfecto para la TIMIDEZ; el vuelo de la mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD; una ráfaga de viento, magnifico para la LIBERTAD. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos.. !mentira!, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes.
El OLVIDO..., !se me olvidó donde se escondió!. Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

- !Un millón! -contó la LOCURA, y, comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue la PEREZA, solo a tres pasos de la piedra. Después se escucho a la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Teología. Y a la PASIÓN y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO.
Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo; el solito salió disparado de su escondite, que había resultado un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la BELLEZA. Y con la DUDA resultó mas fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado del lago esconderse. Así fue encontrando a todos: el TALENTO entre la hierba fresca, la ANGUSTIA en una oscura cueva, la MENTIRA detrás del arco iris y hasta el OLVIDO, al que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.
Pero solo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas... Y tomó
una horquilla y comenzó a mover las ramos, cuando de pronto un doloroso
grito se escuchó.
Las espinas habían herido en los ojos al AMOR. La LOCURA no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró y finalmente le prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugo al escondite en la tierra,...

 

...EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA SIEMPRE
 

miércoles, 16 de octubre de 2013

Suéltate el pelo

Tengo por cierto la relación entre el pelo largo y la libertad en el hombre y también en la mujer.


Está claro que en la mujer, las culturas misóginas y machistas ven en el pelo largo y suelto un signo de sexualidad latente que si bien es deseable en mujeres casaderas, no lo es así en las ya casadas obligándolas a cubrirse con pañuelos, etc. No es solo cuestión religiosa sino cultural. No es solo costumbre musulmana sino también cristiana. Las mujeres deben cubrirse en la iglesia en tanto el hombre por el contrario, debe descubrirse. Hasta no hace mucho las mujeres salían a la calle en España cubiertas por un pañuelo más o menos fino para no ser mal vistas. Mi abuela llevó un pañuelo y una larga cabellera recogida siempre en un rodete, hasta su muerte. Y así todas las mujeres de su edad que conocí.

En el hombre ocurre algo parecido, pero en otra vertiente. El pelo largo es símbolo de independencia y de libertad. Y no es solo cuestión de pertenecer a una tribu urbana. Es algo mental.

Es algo que ha ocurrido a lo largo de la historia que los hombres libres han llevado el pelo largo, en tanto el pelo corto era signo de sumisión, obediencia, acatamiento, respeto, subordinación, reverencia, vasallaje, pleitesía, derrota, esclavitud, humillación, docilidad, disciplina. Muchas veces se trata de enmascarar con la mentira de la limpieza o la higiene.

El hombre formal y limpio lleva el pelo cortado, el que lleva larga melena es un informal, un sucio o un irreverente.

Lo primero que hace en el ejército al entrar es cortarte el pelo. ¿Para qué? Por higiene dicen. Falso. Las mujeres en el ejército lo llevan más o menos largo, no están obligadas a pelarse, con solo recogérselo ya vale. ¿Acaso ellas tienen algo que les impide coger piojos? No, el pelo se corta por humillación y uniformidad.

Recuerdo mi entrada en la “mili”. Yo llevaba una media melena, no muy larga pero si lo suficiente como para que formara rizos rebeldes. Había muchos que llevaban melenas salvajes, era la época dorada del Heavy metal. Nos pusieron en fila, vestidos ya con el uniforme. Todos pasamos por la maquinilla infernal. No había espejos y todos salíamos tocándonos la cabeza. Había risas cuando salía uno que llevaba el pelo largo. Irreconocible. Todos nos reíamos al ver salir a otro. Hasta que subimos a la compañía y nos fuimos a ver al espejo del baño. Aquello, al menos a mí y por las caras al resto también, nos hundió directamente. El silencio entre los que lucíamos antes un pelo más o menos largo era sepulcral, no así entre los que ya iban de corto, que lo asumieron más fácilmente. Nos habían quitado la personalidad y precisamente era eso lo que buscaban. Anular tu individualidad y tu singularidad. Eras uno más del batallón. Con el uniforme nuevo y el pelo a ras, no distinguías a unos de otros a no ser que tuviera una altura considerable o una corpulencia destacada. Así, lo que se solía hacer con el tiempo era ir dotándote en el uniforme de cosas distintivas que aportaran algo de personalidad. Un cordón con alguna cosa especial colgando de la hombrera o una forma peculiar de colocarte la gorra. Tonterías a ojos de profano, pero que te llevaban los demonios si el oficial de turno te obligaba a quitártelo. Señal por otro lado de que molestaba, por el motivo que indico arriba.

Pero no es solo en la vida militar. En la vida normal un hombre de pelo corto es mejor visto en las entrevistas laborales que un bohemio melenudo. Es señal de hombre formal y que puede someterse fácilmente a los parámetros y directrices de la empresa a la que se presente. Lo vemos todos los días. Yo lo he vivido. Y personas cercanas.

En la calle, lo vemos todos los días. Y no es nuevo.

En la antigüedad, los pueblos célticos llevaban muy a gala sus largas melenas como signo de hombre libre. Para los romanos, la Gallia se dividía en tres: Cisalpina, a este lado de los Alpes (muy romanizados y en contacto con los latinos desde siempre), la Transalpina, menos romanizada justo al otro lado de los Alpes (ayudaron a los romanos a pasar hasta hispania y sirvieron de acicate contra el resto de galos) y la Gallia Comata, la Galia cabelluda o peluda, que componía la inmensa mayoría de territorio. La Gallia Comata era considerada bárbara y salvaje y sus habitantes indomables y de costumbres sangrientas y aberrantes. Sus largas cabelleras eran untadas de ceniza y jabón cuando iban a la batalla para que con el viento quedaran erizadas y causaban espanto entre los soldados romanos.
Los germanos se dejaban el pelo largo en tiempo de paz y era señal de sumisión el recogérselo en un rodete, e incluso cubrirlo con un pañuelo, cuando se unían bajo un rey en tiempo de guerra. Luego, al volver de nuevo a estar libres se “soltaban la melena”.

En su lado contrario, griegos y romanos se cortaban el pelo y esto era señal de sumisión al Estado. Entre los griegos cabe destacar a los espartanos o mejor dicho, los laconios. Estos eran diferentes totalmente a sus hermanos griegos. Su modelo de estado era antagonista al democrático ateniense. Los hombres no eran reclutados para ir a la guerra como los atenienses, sino que iban libremente. Y por supuesto, llevaban el pelo largo.

Los godos tenian por costumbre llevar suelto el pelo y la mayor humillación para un hombre era ser decalvado, que aun no se sabe si era raparlo o directamente arrancarle la cabellera. El rey Wamba fue narcotizado para hacerle creer que se moría y según su deseo fue pelado y tonsurado para tomar los hábitos antes de morir, cuando pasó el efecto narcótico no pudo seguir siendo rey pues sus cabellos cortos no eran signo de hombre libre. Los esclavos se caracterizaban por ir rapados.

Los indígenas norteamericanos arrancaban las cabelleras de sus enemigos muertos para que no pudiesen descansar en paz e ir a las Grandes Praderas.

Los samuráis se dejaban el pelo crecer sin cortarlo nunca desde niños, y solo se lo recogían en presencia de sus superiores los daymio o el shogun. El samurai que ofendía a un señor era obligado a cortar su pelo y dárselo al ofendido en señal de vergüenza y se convertía en “ronin”, samurai sin señor. A partir de ahí se lo volvía a dejar crecer y cuando ya lo tenía lo suficientemente largo como para lucir un alto moño y presentarse de nuevo a un señor para ofrecerle sus servicios. Era símbolo de grandeza y altanería.

Más cerca de nosotros, los soldados de caballería de los ejércitos de la época napoleónica como húsares y dragones, solían dejarse crecer el pelo. Cuando estaban de permiso o asueto se lo dejaban suelto y eran obligados a recogérselo en una trenza o un rodete cuando estaban acuartelados. El pelo largo era símbolo de su pertenencia a tan noble cuerpo.

Hoy podemos ver como en algunas tribus urbanas el pelo también denota esas mismas características que antaño. Los rapados skin-heads que siguen a sus líderes con obediencia ciega, por ejemplo. Mientras, del otro lado, el "look" bohemio y desaliñado del que no sigue líderes, ni amos, ni se ajusta a lo establecido, con sus luengas melenas.

Existen muchas historias y leyendas acerca del pelo largo y la libertad, y como muestra, dos que de seguro conocereis.

 En la Biblia se cuenta que Sansón, un israelita nacido bajo el yugo filisteo, poseía una gran fuerza debido a sus largos cabellos. En el Libro de los Jueces (capss. 13 a 16) se cuenta como mató de niño a un león con sus propias manos y a mil filisteos con una simple quijada de burro. Fue engañado por Dalila, una filistea, a quién confiesa dónde reside el poder de su fuerza. Durante la noche Dalila le corta los cabellos y Sansón puede ser apresado y cegado. Es obligado a trabajar en una cantera durante años, lugar donde vuelven a crecer sus cabellos. Cuando es llevado al Templo de Dagón a entretener a las gente durante un sacrificio, es encadenado a dos grandes columnas. Sansón, con sus recuperadas fuerzas empuja las columnas y el techo se derrumba sepultandolo a él y a tres mil filisteos.
Sansón pertenecia a una especie de secta que se enfrentaba a los dominadores del pueblo de Israel llamados nazareos. Eran eremitas y vivian consagrados a Yaveh, y entre otras costumbres, no comían carne cocinada, ni bebidas fermentadas, ni podían vestir con ropa manufacturada o cortarse el pelo. Juan el Bautista puede que también fuera nazareo. Y su primo Yeosuah, el Jesús de los cristianos también estuvo en el desierto practicando el nazareato (de ahí su apelativo nazareno, que en nada tiene que ver con la ciudad de Nazareth que ni siquiera existía en el siglo I). El pelo largo les daba una fuerza, si no física sí espiritual. De ahí que el cortarle el pelo le hundiera psicológicamente.

Del mito de Berenice, la esposa del faraón Ptolomeo III. Cuentan que nada más subir al trono hubo de ir a apaciguar la región de Asiria donde Seleuco II había asesinado a su sobrino y su hermana, eherederos legítimos. Tanto temía Berenice por su esposo que ofreció a Afrodita su larga y sedosa cabellera si le traía de vuelta sano. Así ocurrió y tal cual prometió, se cortó sus cabellos en una larga trenza y la ofreció en el templo (costumbre arraigada después en la tradición cristiana de ofrecer las cabelleras para adornar las figuras religiosas). Pero un día desapareció y a unque se creyó que la había robado el sacerdote de Serapis, por celos de que la hubiera ofrecido a una diosa griega y no egipcia, nunca pudo demostrarse. No obstante y ante la gran pena que embargaba a Berenice, el sabio astrónomo Conón de Samos, gran amigo de Arquímedes de Siracusa, le dijo que había observado que en el cielo noctruno había aparecido una gran constelación de estrellas pequeñas y que formaban una casacada blanquecina que puede verse bajo Leo, y entre los Canes y el Boyero. Afrodita la había cogido del templo y la había puesto en los cielos.

El cuento de Rapunzel, la niña encerrada en una torre. El cuento de Rapunzel, cuya imagen ilustra esta entrada, es la recuperación de los hermanos Grimm de una vieja leyenda. Una pareja sin hijos vivia junto a una casa con un alto muro, tras el cual vivía una horrible anciana a la que todos temían pues decían era una bruja. Del muro colgaban campanillas (Rapunzel en alemán) que enamoraron a la mujer hasta el punto de hacerla enfermar por no atreverse a cogerlas. El esposo viendola así se decidió a tomar un puñado para hacerle una corona a la mujer y adornar su cabello, pero fue descubierto. La bruja le dejó marchar con las campanillas si le prometía entregarle el primer hijo que tuviera. como llevaban tanto tiempo y creía que nunca tendría hijos, aceptó. Pero las cosas salieron mal y la esposa quedó encinta y tuvo una hermosa hija a la que llamó como aquellas flores que tanto gustaba. Pero el hombre hubo de cumplir su promesa y entregarla a la anciana. La encierra en una torre sin puertas, y solo con una ventana por la que descolgaba su pelo para que pudiera trepar por él. el hijo del rey la ve y se enamora, y cuando la bruja se amrcha el hace lo mismo que ella. Así día tras día hasta que la bruja los descubre, corta el pelo de Rapunzel y la lleva al desierto, mientras hace que el principe se despeñe quedando ciego por las zarzas que crecen al pie de la torre. La historia tien un fin agridulce con el principe ciego que vaga sin consuelo y es encontrado por la pobre Rapunzel que lleva en sus brazos dos niños gemelos nacidos de los encuentros con él en la torre.
Pero aquí nuevamente, el pelo era el símbolo de la libertad y la rebeldía de Rapunzel, el objeto sexual deseado por la bruja y el principe, que es cortado en cuanto se descubren los amores ilícitos de los jóvenes.

No quiero acabar sin dejar a modo de anécdota la explicación de la expresión "salvarse por los pelos".
Era costumbre que los marineros de la antiguedad se dejaran crecer el pelo, no solo como ese símbolo de bohemia y libertad de los hombres de mar, sino para que si caían al mar heridos o quedaban medio ahogados pudieran ser izados a bordo por sus compañeros tirandoles del pelo para mantener la cabeza fuera del agua.
Y dicho lo cual, voy a sacar la melena al viento, o lo que queda de ella, mientras me dure.

 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Dignidad

 
 


Cuando me quitaron la Esperanza, me quedó la Resignación.
Cuando me quitaron el Orgullo, me quedó el Honor.
Cuando me quitaron el Bienestar, me quedó la Honradez.
Si me quitan la Dignidad, no me quedará Nada.


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