martes, 29 de enero de 2013

Papá, mamá, me voy.



Vaya por delante que no estoy ni en contra, ni a favor, de la independencia de ningún territorio. Tenga, o no, una historia más o menos larga que la avale. Tenga, o no, una diferencia singular con la nación de la cual se quiera independizar. Tenga, o no, una lista de agravios contra su población.

Todo el mundo tiene derecho a sentirse dentro o fuera de una nación, aunque viva de ella, aunque viva dentro. Todos hemos vivido en una casa de la que alguna vez nos quisimos ir, aunque nos estuvieran dando de comer, o nos dieran para salir de fiesta. Renegamos de la casa paterna cuando nos imponían unas reglas que no nos gustaban, que no nos parecían correctas ni justas, aunque unos vivimos un tiempo aun al calor del hogar y otros nos fuimos con lo puesto. Unos se fueron para no volver jamás, y otros regresaban desde su independencia para lavar la ropa y llevarse aun un Tupper con el cocido de mamá. Cada cual tiene una idea distinta de lo que es ser independiente.

Pero con las naciones pasa como con los hijos, que un día son padres también y no ven que hay hijos más rebeldes que otros o simplemente que también desean su independencia.

En los casos más cercanos que tengo, Catalunya y Euzkadi, pasa lo mismo. En el País Vasco muchas voces se levantan contra la nación que les oprime y buscan en los anales de la historia (acertadamente o no) la diferencia total, incluso racial y de RH sanguíneo, con el estado en el que se incluyen. Encuentran las diferencias y claro, encuentran las similitudes con otras zonas limítrofes para concluir con la creación de una gran patria vasca. Que yo no critico, reitero, el que uno no quiera pertenecer a algo.

Sucede que como en casa, cuando te haces padre, también te salen hijos que son rebeldes o que no quieren que salgamos de la casa de la abuela. El nacionalismo quiere fundar o refundar la patria de los vascos. Independientemente, nunca mejor usada, de que los territorios estén en el estado español o francés. Todas las provincias vascas deben estar bajo la misma bandera. Así se reunirán, algún día, las provincias y territorios del Departamento de Pirineos Atlánticos de Francia, es decir: Bizkaia, Araba, Gipuzkoa, Lapurdi, Zuberoa, Nafarroa Beherea y Nafarroa (o lo que es lo mismo Vizcaya, Álava, Guipuzcoa, Labord, Sola, Baja Navarra y Navarra).

Hasta ahí todos contentos, si no fuera por dos asuntos. El primero de ellos, que la frontera de ese hipotético Euzkadi independiente está basado en las fronteras actuales de esas provincias/departamento. Bueno, si nos ponemos puristas se debería estudiar desde qué época se puede considerar el territorio vasco en su totalidad. Una fecha concreta con unos límites concretos. Quizás fuera más territorio, aunque quizás fuera menos. El caso es que no hay una fecha concreta en que existiera ese Euzkadi del que tomar referencia. Ahora vamos a por el segundo asunto. Imaginemos que aceptamos “barco” como animal acuático y tomamos las fronteras actuales. Resulta que no todos los territorios “vascos” quieren ser vascos, y que no todos los territorios que sí quieren ser vascos quieren la independencia. A saber: Navarra no se considera Nafarroa, sino una comunidad distinta. Los pamploneses no se llaman a sí mismos iruñetas. Pamplona es el nombre que siempre tuvo esta capital desde que los romanos la fundaron allá por el siglo I a.C.
Es cierto que el nacionalismo vasco está intentando buscar todo lo que puede relacionar a Navarra con los antiguos vascos. Cierto es también que lo que no encuentran lo adaptan. Así hacen derivar Navarra de una palabra vasca “naba” que significaría lugar llano entre montañas  porque así es el territorio cercano a su capital, cuando el estudioso Lekuona  decía que era de la palabra castellana derivada del árabe “naha”, tierra de ribera . Todo esto es algo que aunque esté aceptado por la Academia de la Lengua Vasca, es cuestionable. Pero eso es de otra discusión. Lo que aquí vengo a referir es que los nacionalistas vascos tratan de meter en el País Vasco a un territorio que no es vasco. Y por si esto fuera poco, existe una provincia que es muy poco o casi nada nacionalista, que es Álava. Mi pregunta es, en un hipotético referéndum de independencia, ¿se aceptaría la no inclusión de Álava y Navarra en Euzkadi? Si se pide respeto a las ansias soberanistas de unos, habría que respetar también la ausencia en otros o la consideración de no pertenecer a una nación concreta. Si tú, vasco, no te sientes español, quizás un navarro no se sienta vasco. Y es tan loable lo uno como lo otro.

En Catalunya pasa tres cuartos de lo mismo. Basan su estado independiente en unos territorios que nunca lo fueron ya que siempre perteneció a otro, cuando no fue aragonés, fue francés. Pero como pienso que el que no quiera vivir en casa puede irse y quizás algún día hasta yo me plantee el nacionalismo y quiera salir de España, pues pongamos que tienen razones para independizarse, sean verdades como puños o sean solo ganas de ir por libre. Los Països Catalans ¿aceptarían el que los valencianos y baleares quisieran independizarse de ellos cuando se creara ese país? ¿Aceptarían el que no quisieran salir de España? ¿Aceptarían el que por ejemplo los araneses quisieran ser solo araneses y no catalanes? ¿Les impondrían el catalán cuando ellos hablan un dialecto occitano? ¿Pelearán vascos y catalanes por ese pedazo de tierra hermosísima que hasta el siglo XIII hablaba también dialecto vasco? ¿Conquistarían las comarcas del Carche murciano y las comarcas del Cinca y Ribargorza en Aragón?

Es que cuando te quitas los padrastros con pinzas hay que tener cuidado porque te puedes hacer un jirón que duele más que lo que antes molestaba. Cuando te quieres ir, antes debes saber qué te puedes llevar y qué no, y quién se quiere venir contigo o quedarse, o hasta irse por su cuenta.


12 comentarios:

El Mago indignado de Oz dijo...

Querido Uladh, pedazo de artículo que te ha salido, criatura. La verdad es que lo has abordado desde un punto de vista, el de los nacionalismos dentro de los nacionalismos y del respeto tanto del que acompaña como del que no, que la verdad no se me había ocurrido. Lo que no tengo tan claro es precisamente que puedan hacerlo así como así. Históricamente el nacionalismo vasco es una ida de pinza que tuvo Sabino Arana hace poco más de cien años (quizá algo más, pero no mucho). En cuanto al nacionalismo catalán es algo más complicado. Pero no deja de ser una idea sin razón histórica que han utilizado como órdago para chantajear al Gobierno central implantando unos sentimientos artificiales en el pueblo y después jugando con ellos. No existe cuestión soberanista, sólo un intento de rascar algo más. Un saludo y enhorabuena por tu artículo, crack.

Uladh dijo...

Me abrumas.

Melodie_Happiness dijo...

Hola Uladh.

Mi nueva entrada está dedicada a vosotros, mis seguidores. Me gustaría compartirla contigo y por ello te dejo aquí el link, ¿ok? Que la disfrutes.

http://insolitadimension.blogspot.com.es/2013/02/carta-de-agradecimiento.html

Un cálido abrazo.

L'Arrovellat dijo...

Querido y viejo amigo, no puedo leer tu artículo sin comentarlo puesto que creo que elides en el ciertos elementos de base que son imprescindibles para entender el fenómeno social, que también lo es político y económico, que suponen los distintos nacionalismos que existen dentro del estado en que vivimos. Sé que me voy a alargar pero creo que merece la pena exponerte mi punto de vista por si aporta algo nuevo a quienes puedan leernos.

Creo que la comparación que estableces entre el independentismo nacionalista y la emancipación de la descendencia familiar no tiene una correlación con la realidad porque ni los vascos ni los catalanes son la descendencia rebelde de los españoles, aunque una facción de los últimos sí se preste a establecer ciertos lazos de paternalismo y tutela que tienden a agravar estas cuestiones. Catalanes y vascos, y todos aquellos que divergen en lengua y usos de la mayoría castellana, son pueblos hispánicos cuyo génesis se da en la alta edad media, cuya infancia histórica discurre durante la plena y cuya consolidación es sólida ya en la baja edad media. Por tanto, no son hijos de nada o de nadie, o al menos de nada o de nadie que aún siga existiendo. Por ello, creo que hay que ser honestos, dividir las cuestiones y no mezclar temáticas que se digieren mejor cuando se analizan por separado. De mezclarlas ya se encargan aquellos que tienen algún interés oculto en ello; una cosa es la trayectoria histórica de un pueblo y otra cómo el susodicho pueblo decide administrarse en el presente.

Respecto de la historia y del pasado, no soy muy ducho en historia medieval y moderna vasco-navarra, pero sí se algo más de historia de la corona de Aragón. Cuando dices que Cataluña jamás fue independiente, porque cuando no perteneció a Francia, perteneció a Aragón es, a todas luces, falso; en primer lugar porque asumes que la relaciones entre el reino franco y el embrión de los condados catalanes fue fluída hasta su “fusión” con el Reino de Aragón, cuando a principios del siglo IX estaban ya totalmente fracturadas y el territorio se gestionaba de forma autónoma. Y en segundo lugar, porque asumes que el Reino de Aragón se anexionó los condados catalanes y pasó a tutelarlos, cuando lo que la inmensa mayoría de los medievalistas considerados dentro del ámbito académico, tanto franceses como peninsulares, concuerdan en que se da una federación entre ambas entidades que da lugar a aquello que recibe por nombre lo que titula todos los documentos de su cancilleria “Regno, Dominio Et Corona Aragonum Et Catalonie”, en la que, además Aragón ocupaba un papel secundario... ¿Cuál era la capital de la susodicha corona? Barcelona ¿En qué ciudad se celebraban las cortes generales de la corona? En Barcelona ¿Qué territorio estaba abierto al mar, a un mediterráneo comercial y militarmente dinámico hasta la apertura al atlántico? Cataluña ¿Dónde solía parirse y en qué lengua se educaba al futuro rey? En Cataluña y en catalán ¿En qué lengua se vehicularizaba la cancillería a partir del siglo XIII, cuando las lenguas vulgares sustituyeron al latín? En catalán. Es decir, que tú teoría de una Cataluña históricamente tutelada no se sostiene en absoluto, y el hecho es que Cataluña, aún cuando enmarcada en la Monarquía hispánica desde el siglo XV, conservó instituciones, leyes y fronteras propias hasta la guerra de sucesión, como también lo hicieron Aragón, Valencia, Mallorca, Navarra y todas aquellas entidades federadas con instituciones propias que lo único que tenían en común con la corona de Castilla era un rey. (Remito a Duby, Floristán, Furió i Diego, Boscà, Ferrer, Garcia-Oliver, Felipo, Ruzafa, Pérez-Aparicio e incluso al propio Lynch como bibliografía al respecto)

Sigo ->

L'Arrovellat dijo...

Lo expuesto en el anterior párrafo es historia y explica la existencia de una identidad cultural y socio-lingüística, pero ¿Sirve para justificar la existencia de las pretendidas naciones en el presente? Mi respuesta es que no, ni para Cataluña, ni para España, ni para ninguna otra nación. Dando por sentado que los estados-nación son una creación contemporánea que surge como una respuesta frontal de las sucesivas revoluciones liberales al agotado estado feudal durante el siglo XIX, vuelvo a preguntar ¿Justifica la historia por sí sola la existencia de una nación? Sigo respondiendo que no y aclaro que lo único que a mi juicio legitima la existencia de una nación es la soberanía popular, la voluntad de un pueblo de dotarse de instituciones propias y soberanas.

Yo creo firmemente en lo que acabo de darte como respuesta, probablemente porque políticamente soy bastante zurdo y creo que la legitimidad, la soberanía y el poder deben radicar en el pueblo, y no en la nación, ni en las cortes. Y por esto mismo jamás me verás riéndole las gracias en mi muro de Facebook al Artur Mas, porque encarna decididamente a esa derecha liberal que cuando tiene que elegir entre pueblo y patrimonio, lo tiene taxativamente claro; lo importante es el patrimonio y si para ello se ha de disolver al pueblo, se lo disuelve. Ahora bien, que afirme esto no implica que crea que el sentimiento identitario catalán y las reivindicaciones que se desprenden de él sean un invento de los políticos catalanes, este sentimiento está ahí desde hace 300 años y ha surgido y seguirá surgiendo mientras no se le de una respuesta que puede ir desde el federalismo a la independencia.

Un abrazo, compadre

Torden

L'Arrovellat dijo...

P.S: Quizá el nacionalismo como ideología política sea una ida de pinza de determinados elementos de la intelligentsia del siglo XIX, tanto el vasco, como el catalán y el mismo nacionalismo español que a menudo se obvia. Lo que no lo es, y me reitero, es el sentimiento identitario de los pueblos a los que esta intelligentsia se dirige, que, no nos equivoquemos, tienen una coherencia histórica y sociológica total.

Uladh dijo...

Te agradezco tres cosas: Primero el que leas y me comentes (que no te veo el pelo). Segundo que lo hagas en ese tono conciliador y didáctico, como no podía ser de otro modo conociéndote como te conozco. Y tercero, el que me hayas dado una lección de soberanismo que yo, como digo, no conozco porque no tengo. Ni soy nacionalista andaluz, por ahora, ni español jamás.
El ejemplo familiar, quizás no sea muy acertado y en vez de hablar de padres e hijos, podríamos hablar de hermanos que conviven en la misma casa. Luego uno decide irse y llevarse a su hijos o a los que considera hijos, pero estos hijos no quieren irse de casa o quieren a su vez emanciparse. Así creo que sí me lo aceptarás.
Por otro lado, yo respeto y acepto la necesidad de cada cual de autodeterminarse. Lo que me pregunto es si los que se autodeterminan, comprenderán a su vez que alguien, no una persona, sino una entidad territorial, no desee salir del Estado en que ahora están o, si quieren salir, lo hagan por libre. No sea que los autodeterminados se conviertan también en Estados opresores.
Un abrazo, amigo mio.

Cristian D González dijo...

Desde antaño se viene debatiendo sobre este tema. Vascos y catalanes quieren la independencia, el estado se la niega, en definitiva un debate bucle. Con argumentos históricos dialogaran cada una de las partes. Interpretaciones a antojo harán del pasado y a ningún acuerdo final llegaran. En fin, yo hace tiempo que deje de preguntarme que era antes si el huevo o la gallina.
Por cierto, tremendo Post.
Cristian D González (Tragicomedia existencial)

Uladh dijo...

Efectivamente yo también creo que es un debate estéril. Los gobernantes de ambos Estados tampoco acarician un final, sencillamente porque no les interesa lo más mínimo. Viven y medran de esa discusión que parece que sí, pero siempre es ahora no. En medio los ciudadanos de uno y otro lado, los que viviendo allí no quieren ser de aquí, los que siendo de aquí les da igual si los de allí no quieren se de aquí; los que siendo de allí también quieren ser de aquí, y los de aquí que quieren que todos seamos de aquí como sea.

Gracias por venir. Ahora te devuelvo la visita, a ver qué me encuentro.

Pauline dijo...

Para los que somos o vivimos en zonas de "conflicto", el fantasma de los nacionalismos/independentismos/autodeterminismos nos sale ya por los poros de la piel. Es el cuento de nunca acabar. Es un debate tan cansino que lo único productivo es recomendar, a todos aquellos que arriman el ascua a su sardina en pos de justificar su verdad histórica, que viajen y aprovechen la más mínima ocasión para salir de sus venerados territorios.

Excelente post. Saludos.

Uladh dijo...

Efectivamente, no hay mejor dinero gastado que el de viajar fuera de tu mundo conocido. Entonces te das cuenta de dos cosas, que lo de fuera es igual o más bello que lo que creías era lo supremo, y que fuera el resto del mundo trata de vivir como tú, en paz y sin problemas.
Bienvenida a mi mundo.

L'Arrovellat dijo...

Hay una novela, la piel fría creo recordar que se titula, en la que un irlandés, ex-militante del IRA, dice algo que, resumido viene a ser: "La independencia per se, no nos ha servido de nada, antes nos gobernaban lobos con piel de cordero desde Londres, y ahora nos gobiernan lobos con piel de cordero originarios de nuestra propia tierra.

Quiero pensar que quería decir que el problema en sí no es ser o no ser un estado independiente, ello por sí sólo no soluciona demasiado. El problema es quien se apropia del poder, independientemente del lugar del que sea originario.