jueves, 4 de octubre de 2012

Carta al futuro






“¿Qué te podría decir yo de cómo te quiero, que tú no sepas?”


Así podría comenzar mi carta si fuera para un amigo, una amiga, la pareja, una amante. Incluso alguien cercano simplemente. Un adulto.
Añadiría lo que significa para mí y lo que yo puedo o debo darle. Y él o ella, lo entendería, o quizás no. Y encontraría las palabras exactas para expresarle el porqué de mi cariño, de mi amor o mi pasión. Y esperaría que la otra persona lo recordase y que dijera: Pues es verdad, qué me vas a decir a mí de cómo me quieres, que yo no sepa ya.

Pero, ¿cómo comenzar esta carta cuando va dirigida a un niño que acaba de cumplir seis años? ¿Cómo hacerlo cuando va destinada a tu hijo? Cómo sentarte ante él, hacer que se esté quieto al menos un minuto, que te escuche, que te comprenda.


Empiezo de nuevo.


¿Qué te podría decir yo de cómo te quiero, para que tú lo supieras?

¿Cómo expresar en palabras lo que ni yo siquiera puedo entender? ¿Cómo decirte, y que tú lo entiendas, que te miro a los ojos y veo el futuro? Que eres uno de los proyectos de mi vida, y de los escasos de los que verdaderamente me siento orgulloso. Que en tu rostro inocente no veo miedo, ni preocupación, ni envidia, ni desilusión. Todo lo que puedo ver en los rostros de los adultos que pasan por mi lado.


¿Qué te podría decir yo de cómo te quiero, para que tú lo supieras?

Que tus únicos reproches son porque te faltan horas en el día para derrochar más energía. Que te quiero. Porque rodeado de avaricia, mezquindad y egoísmo, en tu mundo todo es generosidad y nobleza.

Que con nada te conformas. Que con poco te contentas. Que solo necesitas que te apriete la manita cuando vas a mi lado para sentir que nada te puede pasar, y me siento el hombre más poderoso del mundo.


¿Qué te podría decir yo de como te quiero, para que tú lo supieras?

Porque te veo, y me veo, pero perfeccionado. Como si yo fuera la piedra inculta y sin labrar y tú la fina escultura de pulido mármol ya acabada. Porque tienes lo que yo soy, pero con todo el mundo a tus pies. Y en realidad, eres un boceto de lo que serás. Solo los primeros trazos de lo que yo nunca seré.


¿Qué te podría decir yo de cómo te quiero, para que tú lo supieras?

Que te doy todo, pero no te doy nada. Que todo lo que te puedo entregar es mi torpe consejo. Que mi única tarea es hoyar un surco para que algún día lo cubras con tus huellas. Que torpemente he creído que te ofrezco lo que tengo, y descubro que, lo que tengo es lo que tú me das. Que un beso mojado en la cara es oro, que digo oro, un diamante. Que un abrazo bien apretado alrededor del cuello es un manjar, que digo manjar, es mi sustento.


¿Qué te podría decir yo de cómo te quiero, para que tú lo supieras?

Tú, que te levantas cada día con una sonrisa y solo entonces amanece.

Tú, que pones luz en mi corazón aunque haya sombras en mi frente.

Que quiero detener el tiempo, pero corre demasiado.

No lo sé.

¿Qué te podría decir yo de cómo te quiero… para que tú lo supieras?

No hay comentarios: