jueves, 25 de agosto de 2011

La visita del Santo Padre

Valga esta declaración de intenciones a título personal, como descripción y exposición de lo que soy.


Soy ateo, si señores, ateo desde que nací, porque no tengo en mi memoria un recuerdo de haber creído alguna vez en la existencia de Dios. Fui bautizado, porque evidentemente mis padres son católicos y además nací en plena Dictadura, con lo cual el ser católico era algo que iba con el ser persona y ni se lo planteaban. Estudié en un colegio de los Hermanos de la Salle, algo que no me influyó ni para ser cristiano (evidentemente), ni para ser ateo, lo que sí es cierto es que no supieron inculcarme la fe. Y lo intentaron, porque era su trabajo, además de enseñar álgebra o Lengua Española. Y ¿porqué se me quedó tan bien el saber hacer una multiplicación o acentuar una palabra, o que Felipe II mandó construir El Escorial y sin embargo no se me impregnó nada de su creencia? Porque no seamos ilusos, las creencias o mejor dicho la facilidad para ser permeable a una serie de creencias se imprime en la primera infancia por influencia de los que te rodean.

Quizás es que mis padres a pesar de ser católicos no son religiosos. Son como esa mayoría de ciudadanos que bautiza a sus hijos porque si no eran "moros" (así se dice en Cádiz a quien no estaba bautizado), que hace que sus hijos hagan la 1ª comunión porque toca y por lo monas que van ellas y lo guapos que van ellos, por que es un evento social. Que se casaron en una iglesia por que no había otra manera, y no casarse era vivir "arrejuntados" y eso era dar que hablar al vecino y avergonzar a la familia. Que aun no yendo a misa se persignan al pasar por la puerta porque es algo que se hace, como el decir Jesús al estornudar o el decir "Dios quiera que...". Se hace y punto, todo el mundo lo hace y nadie se lo pregunta. En mi casa se iba a la iglesia a los eventos familiares (bodas, bautizos, comuniones y entierros), se iba a ver las procesiones en Semana Santa y se ponía el portal en Navidad, hasta ahí la religiosidad. Era parte del folklore andaluz y español de un ciudadano de la segunda mitad del S. XX.

Quizás estos religiosos no supieron mostrarme la verdad de su religión porque quizás ni ellos mismos sabían explicarla. Se tiene Fe porque sí. La Fe no tiene una razón porque en sí misma la Fe es la negación de buscar una razón. Es creer sin necesidad de preguntarte por qué. De lo contrario no seria Fe, seria raciocinio o gnosis. "La Fe es la certeza de lo que se espera y la evidencia de lo que no se ve" (Heb 11:1). Quizás yo sea demasiado incrédulo o "negacionista", pero al igual que no creo en un Dios o Ser Supremo que crea y destruye, que juzga y arbitra, que permite o rechaza con actos humanos, tampoco creo en un dios irracional, universal, incorpóreo llámenle unos Naturaleza, Gea o Pachamama. No creo en la vida después de la muerte, ni en la reencarnación. Cuando morimos, morimos simplemente y nuestra carne y huesos se pudren y desaparecen para siempre. No existe el alma, ni un hálito diferente que nos diferencie de un perro, una mosca o una cebolla. Tenemos unas características diferenciadoras que nos hacen pensar y ser conscientes de nuestra existencia y un lenguaje elaborado, poco más. Lo cual no significa que hayamos sido creados por algo o alguien supremo. No creo en espíritus, entes, fantasmas, duendecillos o marcianos. Soy un incrédulo total y recalcitrante y no se me ha tenido que morir nadie ni me ha abofeteado un cura (curiosamente fueron seglares los que más me abofetearon en el colegio desde los 5 años) ni me ha violado un marciano para ser un incrédulo (casi mejor que Ateo, ya que muchos que se llaman ateos curiosamente odian a ese dios en el que paradójicamente no creen).


En mi entorno algunos me han llegado a decir que no creer en nada debe ser penoso y triste. Todo lo contrario, no puede ser triste no creer en algo en lo que no creo, valga la redundancia. Triste es para mi creer y perder la Fe, por eso yo nunca intentaría quitarle la Fe a nadie ni con argumentos ni con latigazos. Mucho menos con insultos. Cada uno es libre de creer en lo que quiera. En dioses o seres ultraterrenos, en marcianos de ojos rasgados o duendecillos verdes, en un paraíso entre nubes o la trasmigración de las almas.


El problema viene cuando se exhiben esas creencias, no para la autocomplacencia ni siquiera para la llamada grupal de los fieles, sino para la ostentación, el insulto al diferente (que normalmente para ellos, vive en la oscuridad de la ignorancia) y la exaltación de los signos y símbolos para superponerse a los contrarios o intentar convencerlos. Tanto cristianos como musulmanes, católicos o ateos. La ocupación del espacio común para la celebración de actos que deberían ser privados.


A mí me da igual cuanto ha costado la fiesta del Santo Padre o la JMJ, ni quien la paga. Por desgracia, de mis impuestos se pagan las vacaciones de Sus Majestades, el sueldo de Camps y del alcalde de mi pueblo, la comida de un violador o de los organizadores de la matanza de Atocha y me tengo que aguantar. Lo que sí me molesta, y bastante, es que con una mano quieran bendecirme y con la otra me señalen por inmoral o por ser un pobre ciego que no ve la verdad que tengo delante, porque no seamos hipócritas, los creyentes convencidos (no los que creen a su forma ) y los que viven de eso (clero y seglares comprometidos) tienden a “evangelizar” como los ateos o anticlericales tienden a profanar los símbolos religiosos y a humillar a los beatos. Son los mismos perros con distinto collar.


Pero la diferencia entre unos y otros está en que los laicistas, o ateos, o anticlericales, o simplemente los que como yo no creemos, no pretendemos regular la vida de los creyentes, mientras que la Iglesia, la Conferencia Episcopal y el resto de organizaciones seglares como el Foro de la Familia, la JMJ, Legionarios de Cristo, Acción Católica, Opus Dei, Neocatecumenales, etc... pretenden decirnos a todos como vivir y como morir. Tratan de influir en los que legislan para que adapten las leyes a su manera de pensar. Una manera de pensar que es muy respetable, pero que es igual de respetable que aquella de los que no quieren vivir así.


Pongamos los tres ejemplos que más están enfrentando a religiosos y laicos. El aborto, la eutanasia y el matrimonio entre personas del mismo sexo. A ningún laico se le ocurriría exigir a nadie que abortase, que muriese o que se casara con otro de su sexo, si no lo quiere hacer. En eso radica la libertad, en permitir al otro que decida por sí mismo. Yo comprendería el que los seguidores de la iglesia siguieran los consejos, o doctrinas u obligaciones que sus líderes les impusieran. Están en ese club, en esa organización, en esa comunidad y deben, mejor dicho, tienen que hacer lo que de ellos se espera, seguir las directrices. Pero hasta ahí llega, el pretender gobernar las mentes, o las ideas morales de aquellos que no pertenecen a su congregación es manipulación. El decirme que yo, que no creo en su doctrina, no puedo abortar (si pudiera hacerlo), no puedo decidir cuando mi vida es un lastre, o con quien quiero compartir mi vida y mi cama, por que para ellos es pecado. Pues señores si es pecado para vosotros, para mí no y se me debe respetar. Iré al infierno de cabeza seguro, si creyera que existe claro, pero déjenme la libertad de elegir. Sean coherentes con lo que predican, según cuentan las Escrituras, Dios nos dio el libre albedrío para poder equivocarnos. Si de verdad creen eso, déjenme elegir.


La mayoría de los cristianos, católicos y no católicos, no van de apóstoles por el mundo, viven su vida y hasta critican esta actitud, pero los que más hacen ruido ( y aquí en estas dos últimas legislaturas hemos tenido bastantes ejemplos) son aquellos reaccionarios que se creen salvadores del mundo, apóstoles del mensaje divino, servidores de la fe verdadera. Los que si pudieran encenderían un infierno para castigar a los equivocados.


No me voy a poner a discutir sobre la certeza o falsedad de los dogmas, o si la Biblia es la Palabra de Dios redactada por su mano o simple literatura épica. Ni convencería a nadie de lo que yo pienso sobre el tema, ni nadie me convencería ya de lo contrario. Lo que sí me indigna es que antepongan esos mensajes y luego no lo lleven a cabo. Que fustiguen al rebaño y los descarriados, incluso a los que como yo hemos sido siempre cabras de monte, y luego descaradamente se exhiban incumpliendo lo que exigen para el resto.

Que pidan continencia con las manos sucias, que pidan generosidad con crucifijos de oro macizo y pisos en alquiler, que exijan respeto mientras escarnecen a los que no cumplen sus doctrinas, sean o no creyentes.

No todos los curas son pederastas está claro. Hay muchos creyentes, muchísimos, clérigos y seglares, que donan dinero y que se preocupan de los pobres y necesitados. Hay muchos cristianos respetuosos con quien no sienten como ellos.

El problema está en la curia católica que oculta a cerdos que fuera de ese ámbito estarían con sus huesos en la cárcel temiendo ir a las duchas. Que viven como príncipes renacentistas sin pudor en reflejarlos. Que desde púlpitos o micrófonos mediáticos arengan a los fieles a luchar contra los que “van por su cuenta” , en palabras del Santo Padre, convenciéndoles y evangelizándoles.


¿Que porqué no me meto con los musulmanes, Testigos de Jehová o luteranos? Porque no convivo con ellos, no son un porcentaje alto de mis convecinos, no se manifiestan para modificar leyes, no me vienen a captar para sus comunidades, no discuten conmigo sobre religión. Los musulmanes radicales se cargarían el planeta aunque estuviera habitado solo por mahometanos, los Testigos de Jehová solo están interesados en venderte libros, los luteranos... los luteranos ¡qué sé yo de los luteranos! Son católicos los que me rodean y los que tratan de ordenar mi mente.


Sí porque uno de los más manidos comentarios de los creyentes es “Cristo me hace ser mejor persona, mejor padre, mejor esposa...” ¿mejor? Quizás es que necesitabas ser mejor porque sí con Cristo o sin él. ¿Acaso yo por ser “increyente” soy peor persona, inmoral, mal padre, mal hijo, insolidario, maltratador o mal esposo? ¿Acaso una cosa lleva a la otra? Si creer en Cristo te hizo ser mejor persona, enhorabuena. Por ti y por los que te rodean. Yo me siento sin Cristo tan bello por dentro como tú.


Cuando en 1º de Formación Profesional le comenté al padre que nos daría religión que yo no iba a darla, lo primero que me preguntó fue que si estaba Confirmado. Le dije que no y que precisamente no tenia el Graduado Escolar porque me negué a hacerla y encima me negué a examinarme de religión (eso estando en La Salle) porque no podía examinarme sobre algo que no creía y que no debía ser una asignatura de un colegio. Corría el año 1983, 13 años en mi haber, y el fraile que nos daba religión también nos daba Física y química, algo que me gustaba, y me suspendió ambas diciéndome que ni me preocupara de ir en Junio ni en Septiembre. Evidentemente no fui. El sacerdote me preguntó que porqué razón yo no quería dar religión, que si era protestante o “testigo”, que supongo que el pertenecer a otro rebaño, al menos da tranquilidad al pastor. Ante su sorpresa le dije que era ateo... su respuesta fue: “pues no se te ve mal chico, de lo poco que te conozco te veo buen corazón. ¿Te hizo alguien algo en el colegio para que digas eso?”. Padre, le dije, el no creer en Dios no te hace un demonio o un animal. No me han hecho nada porque yo no tengo odio ni recelo hacia vosotros los curas, solo que no creo y punto. Simplemente es así. Me hizo la señal de la cruz como si conjurara una posesión y me sonrió. Fin de la historia.

Las ideas no nos hace odiarnos, lo hacen las personas, y todo se basa en la falta de respeto al contrario.

5 comentarios:

Eilidh dijo...

que grande eres, leches...eres la rejostia, sea o no católica ;) Un besote!

Manoleitor dijo...

Simplemente, Uladh.
Cuánto voy a echar de menos esas jornadas nocturnas en el curro, simplemente escuchándote hablar...
¡Un abrazo!

pepe dijo...

Te esperaba, picha, por fin.Que veranito aguantando a hipócritas en las versiones más reaccionaria que se puede uno imaginar. Demasiados cristianos de esa Iglesia si hoy los echaran a los leones peligrarían la vida estos.Han evolucionado a través de la historia hasta hacerse con un poder mediático y desde esa poltrona se sienten seguro. No hay más que ver algunos de los asistentes a cuatro vientos, Botín,Aznar,Rato una representación de la decencia y la verdad.
Uladh me ha emocionado lo que has escrito, pero quiero decirte, que ha pesar de lo bien que lo aclaras en tu escrito, al final te tacharán de anticlerical y rojo de los que amenazan con hacer arder España y el mundo. Saludo.

Mali dijo...

llegue a este blog por casualidades de la vida. no te conozco pero no puedo mas que decirte AMÉN (nunca mejor traido) a este grandioso post.
ah, y con el de los canis se me han caido las lágrimas de risa.

un gran saludo

Uladh dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Son los que me hacen seguir. Bienvenida Mali.